LLEGO PERON

lunes, 17 de noviembre de 2008




El 31 de julio de 1972 Juan Domingo Perón reaccionaba airadamente ante los dichos del presidente de facto Alejandro Agust¡n Lanusse.

"Aquí no me corren más a mí ni voy a admitir que corran más a ningún argentino diciendo que Perón no viene porque no puede", dijo el entonces presidente de facto. Completó con una frase lapidaria: "Permitiré que digan porque no puede, pero en mi fuero íntimo diré que es porque no le dá el cuero".

Quedaba así planteada en el terreno personal la cuestión del retorno del general Perón desde su largo exilio madrileño.

En los últimos meses se habían registrado una serie de hechos que presagiaban un desenlace en la situación del ex presidente. El gobierno militar jugaba sus últimas cartas tratando de acordar con el peronismo una salida que permitiera un acto eleccionario y la entraga del poder en forma ordenada. Para ello Lanusse implementó el GAN, una plataforma desde la que comprometía a todos los sectores.

Para ese entonces, la guerrilla de la izquierda (ERP) y los sectores de la juvetud peronista mantenían en jaque al régimen. Hacía poco (1970) el general Pedro Eugenio Aramburu - cabeza del golpe militar de 1955 y presidente de facto - fue ejecutado por un grupo que tomó el nombre de Montoneros. Era el triunfo instrumentado por las directivas del viejo líder del justicialismo: acorralar al enemigo donde fuera y pegar con lo que fuera.

Sin embargo, en el tira y afloje de las negociaciones entre los militares y el caudillo, hubo temas muy caros al sentimiento del justicialismo. Uno de ellos fue clave: la devolución del cadaver de Evita.

"Cierto día dos hombres se presentaron para hablar conmigo", contó después Perón y fue transmitido así en el libro "Yo, Perón" de Enrique Pavón Pereyra.
Dijo Perón que frente a él se encontraban Licio Gelly y Giulio Andreotti, dos integrantes de la logia P2. "Estamos en condiciones de entregarle el cadaver de su esposa", fue la propuesta, "sólo tiene que decirnos cuando lo quiere". "Qué se yo -les contestó Perón-, he esperado tanto que dos o tres meses más no me alteran".

Los visitantes se miraron y para sorpresa del ex presidente, Gelly afirmó: "En tres días el cadaver de Evita estará aquí". Cumplieron.

En septiembre de 1971 los restos de Eva Duarte de Perón descansaban en la residencia madrileña de Puerta de Hierro y entre los que hicieron la entrega se encontraba el embajador del regimen, Rojas Silveyra.
De todas maneras, a partir de allí se anudó una relación con la P2 y Perón que influyó notablemente en la historia del país.

En momentos importantes, Perón era acompañado por un miembro de esa logia. El mismo Arturo Frondizi fue recibido en marzo de 1972 en presencia de José Lopez Rega y Giancarlo Elía Valori. Este último fue quien recibió a Isabel Perón y a López Rega durante un viaje al Vaticano de la tercer mujer de Perón. Valori era camarlengo del Papa.

El regreso de Perón desde Italia, a bordo de una nave de Alitalia, tuvo el mismo valor simbólico: Ese era el reducto de la P2 y los gastos del viaje del 17 de noviembre de 1972 fueron pagados por Licio Gelly. El mismo avión que fué contratado era el que en oportunidades utilizaba el Papa en sus desplazamientos.
Licio Gelly quedó vinculado al gobierno argentino desde la asunción de Héctor Cámpora hasta los primeros años de la década de los 80, en que un escándalo en Italia sacudió los cimientos de la logia anticomunista. En una demostración que la influencia de la P2 no se agotaba en el peronismo que había sido derrocado el 24 de marzo ded 1976, este mismo Gelly siguió relacionado con los jerarcas militares golpistas, haciendo usufructo en Roma de un pasaporte argentino y un puesto como encargado de negocios.

Indudablemente la P2 tuvo mucho que ver con el cambio de gobierno de marzo. También se la señala como responsable del robo de las manos del cadaver de Perón. Sobre este incidente algunos personeros y comunicadores oficiosos, sostuvieron que fueron cosas de negocios o de algún vuelto impago. Sin embargo, es una explicación demasiado simple. El estudio de la figura del líder del peronismo, sus antecedentes familiares sobre todo, puede aún deparar muchas sorpresas.

Lo cierto es que el 17 de noviembre de 1972, el vuelo de Alitalia trajo a Perón y a cerca de ciento cincuenta personalidades, muchas de las cuales pagaron cerca de mil dólares de entonces por compartir el viaje.

Era un día viernes y el gobierno de Alejandro Lanusse decretó feriado nacional.Aproximadamente a las 11 de la mañana comenzó el descenso de pasajeros controlados estrictamente por las fuerzas armadas.

El Boeing 707 dejó su carga en Buenos Aires abriendo sus puertas en un dia gris. Salieron de él, como desde una moderna caja de Pandora, una mezcla de especímenes que protagonizaron después jornadas de horror en Argentina.

A Juan Domingo Perón le dió el cuero. El peronismo esperanzado, aquél que estaba constituído por el pueblo auténtico, pagó un precio muy alto.

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